🐾 Introducción
Esta sección la he incluido porque, en muchas ocasiones —como me ocurrió a mí—, la llegada de un gato a nuestras vidas sucede por sorpresa, al encontrar un animal necesitado y decidir adoptarlo para que forme parte de nuestra familia.
🐔 El rescate de Milo
Estábamos haciendo una ruta de senderismo y, en medio del camino, encontramos a Milo en un gallinero. Estaba solo, y las gallinas estaban guardadas. Cuando Milo nos vio pasar, salió del gallinero y empezó a seguirnos. Estábamos en pleno campo, lejos del pueblo más cercano, y al acercarse, nos dimos cuenta de que estaba realmente mal.
En ese momento, decidimos sacarlo de allí, ya que estaba claro que era un gato abandonado o perdido y que necesitaba ayuda. Estaba en los huesos, y tenía las orejas y las almohadillas de las patas quemadas. No hubiera sobrevivido mucho más tiempo solo. Si resultaba ser la mascota perdida de alguien, lo devolveríamos; y si no, lo adoptaríamos. Había bastantes indicios de abandono.
Como lo único que teníamos era una mochila, lo metí dentro con mucho cuidado. La llevaba abierta por arriba, colgada delante, y lo sujetaba con las manos para que se sintiera seguro. Estaba tan exhausto que se durmió durante las tres horas de ruta que nos quedaban.
Le habíamos salvado la vida a Milo, y comenzaba una nueva etapa con él, ya que en ese momento no compartíamos nuestra vida con ningún otro animal.
📅 Primeros pasos tras el rescate
El primer paso cuando encontramos un gato y decidimos ayudarlo es llevarlo al veterinario para saber si es la mascota de alguien que se ha perdido.
En el veterinario le pasarán el lector de microchip. En España, el microchip es obligatorio en los gatos según la Ley de Protección y Bienestar Animal, que entró en vigor el 29 de septiembre de 2023.
También se pueden consultar redes sociales o páginas web con denuncias de animales perdidos. Esto es importante porque, en algunos casos, el animal puede haberse escapado antes de recibir el microchip, y su familia podría estar buscándolo.
⚠️ Limitaciones por días festivos
Nosotros encontramos a Milo un sábado 6 de diciembre, y el domingo y lunes siguiente eran festivos. Además, no estábamos en casa, sino a dos horas de nuestro domicilio; eran las 18:00 de la tarde y hasta el martes no podríamos ir a una clínica veterinaria, salvo que acudiéramos a un servicio de urgencias.
Como Milo no parecía necesitar atención urgente, decidimos esperar al martes.
Obviamente, si el animal tiene una emergencia, debes acudir a un servicio veterinario de urgencias. Muchas clínicas lo ofrecen. Es más caro, pero si lo necesita, puede ser crucial para su vida.
🏡 Cuidados provisionales
Afortunadamente, estábamos en casa de unos amigos que siempre habían convivido con gatos, y nos guiaron sobre lo esencial. Estas son las cosas que compramos ese mismo día:
- Arenero: Bandeja básica comprada en un bazar; era algo provisional.
- Arena y comida: En el supermercado compramos alimento húmedo y arena. El pienso seco nos lo dieron nuestros amigos.
- Toallitas húmedas hipoalergénicas: Las usamos para limpiarlo un poco. Hoy usaría toallitas específicas para gatos o simplemente una toalla húmeda con agua.
- Juguete de caña: Perfecto para interactuar con él sin invadir su espacio.
- Camita: Muy mullida, aunque sinceramente solo la usó una noche.
- Recipiente para comer y beber: Compramos uno de plástico con dos cavidades, una para el agua y otra para la comida. Después aprendimos que es mejor evitar ese material.
- Transportín: Nos lo prestaron, pero es imprescindible tener uno.
🚪 Integración temporal en la casa
Metimos a Milo en la habitación donde dormíamos nosotros, ya que en el resto de la casa vivían cinco gatos, y dejarlo suelto desde allí hubiera sido muy estresante para todos los animales.
Lo primero que hicimos fue aplicarle una crema específica para quemaduras en las orejas, ya que las tenía muy dañadas. Nuestros amigos nos la proporcionaron, y le alivió desde la primera noche.
Esa noche decidimos no salir a cenar; nos quedamos en casa y dejamos que explorara la habitación a su ritmo. Entrábamos de uno en uno para interactuar sin agobiarlo, y creo que Milo entendió desde el principio que no íbamos a hacerle daño.
🛏️ Primera noche con Milo
Milo fue muy cariñoso desde el principio, incluso durmió con nosotros en la cama esa primera noche.
Sin embargo, no siempre ocurre así, por lo que lo mejor es preparar una habitación exclusiva para el nuevo gato, donde tenga todo lo necesario para adaptarse sin estrés: comida, agua, arenero, rascador y un espacio donde esconderse si lo necesita.
Esa noche, Milo comió mucho y tuvo diarrea con un olor muy fuerte. Al principio lo hizo fuera del arenero, pero la siguiente vez ya empezó a usarlo correctamente, colocado en el extremo opuesto de la habitación, lejos de la comida y el agua, algo fundamental para que el gato se sienta cómodo y respete su espacio.
🍽️ Alimentación y observaciones
Milo había pasado mucha hambre y estaba muy desnutrido. No sabíamos cuánto tiempo llevaba sin comer, así que le dimos un sobre de alimento húmedo y un poco de pienso seco para comprobar que lo toleraba bien.
Como lo digería sin problema, fuimos aumentando la cantidad poco a poco, pero siempre con cuidado. Durante las primeras semanas, buscaba comida constantemente; aunque no vomitaba, sus heces eran blandas y con un olor muy fuerte.
Esta situación duró aproximadamente dos semanas, hasta que mejoró gracias a los probióticos que nos recetó el veterinario.
🧘♂️ Adaptación en casa
Tras esa primera noche, nos llevamos a Milo a casa. Como se mostraba confiado y tranquilo, decidimos no aislarlo en una habitación, sino dejar que explorara toda la casa a su ritmo.
Durante los primeros días, buscaba nuestra compañía constantemente, aunque poco a poco fue ganando seguridad y comenzó a explorar solo.
La primera noche durmió en el transportín abierto, con una camiseta nuestra dentro. La segunda noche ya prefirió la camita que le habíamos comprado, y para la tercera noche eligió el sofá, que acabaría convirtiéndose en su zona de descanso favorita.
Aunque teníamos la puerta del dormitorio abierta, no empezó a dormir con nosotros hasta pasadas unas tres semanas, y al principio lo hacía solo de forma esporádica.
La primera noche cometí un error común: puse el arenero en el baño, lejos de la zona de comida y descanso. Aunque se lo mostré varias veces, esa noche orinó y defecó en el salón, probablemente por el estrés del cambio.
A la mañana siguiente, trasladé el arenero al salón, en una zona tranquila y separada de la comida. Desde entonces, nunca volvió a hacer sus necesidades fuera del arenero.
🧼 Primera revisión veterinaria
Tras los días festivos, llevamos a Milo al veterinario. Le pasaron el lector de microchip y confirmaron que no tenía chip. Revisamos si alguien había denunciado su desaparición, pero no había ningún aviso, así que Milo pasó a ser oficialmente parte de nuestra familia. 💛
Pesaba solo 1,6 kg, aunque ya había comido bastante en esos días. Sus orejas mejoraban con la crema, y el veterinario calculó que tenía entre 8 y 10 meses.
Nos indicó los siguientes pasos:
- Desparasitación interna y externa
- Ganar peso y estabilizar su salud
- Volver en un par de semanas para iniciar las vacunas y hablar de la castración
Seguimos todas las indicaciones del veterinario. La adaptación de Milo fue increíblemente fácil: parecía que nos conocía desde siempre, como si supiera que ya estaba en casa. 🐾
Lo que más nos ayudó al encontrar a Milo fue estar acompañados de personas con experiencia en gatos. No siempre se tiene esa suerte, por eso recomiendo informarse previamente: hablar con alguien que conozcas, consultar con un veterinario o buscar información fiable en internet.
Las necesidades de cada gato pueden variar según su edad, estado de salud o condiciones físicas.
Con Milo en nuestras vidas comenzó esta bonita aventura de compartir el día a día con gatos.
No hay día que no agradezca a la vida por habernos puesto a Milo en el camino. 💫
